El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared».
El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». #fabula
El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: ¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente. #fabula
El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». #fabula
El quinto, que tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico» #fabula
El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga». #fabula
Y así, los sabios discutían largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión... #fabula
Y aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados. Así estamos en Venezuela. La "realidad" es sólo lo que cada quien toca
Esta instructiva fábula, de orígenes remotos, parece aconsejar que adoptemos un enfoque relativo y prudente en nuestros saberes: sólo alcanzamos a conocer la realidad de forma parcial e incompleta.
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